Niños de la calle carecen de orientación contra el sida

La organización El Caracol lamenta que el gobierno desatienda a uno de los grupos más vulnerables por el mal .Estos menores son más propensos a la depresión al saberse infectados.

Es triste que el gobierno federal no dirija campañas de prevención contra el sida para grupos minoritarios como los niños de la calle que tienen el mayor riesgo de contagio de todos los sectores de la población, señaló Enrique Hernández, integrante de la organización El Caracol.

"Tuvimos un caso en el que un niño que supo que estaba infectado con el VIH se deprimió tanto y no supo como manejar su angustia que decidió que su deber era contagiar a otras personas", relató el joven que se dedica al trabajo con estos menores.

"Comenzó a prostituirse, se desangraba por todos lados", anotó Hernández y explicó que esto se debía a que los niños de la calle no manejan las situaciones de angustia como otros sectores de la sociedad.

"No sé por qué el gobierno piensa que por ser niños no tienen relaciones sexuales, cuando precisamente por las condiciones en las que viven y su alto consumo de sustancias adictivas están en constante riesgo de contraer enfermedades como el sida", indicó.

Desde hace algunos años El Caracol lanzó un programa llamado Prevensida, dirigido a los niños de la calle con el objeto de hacerles reflexionar acerca de la sexualidad entendida como un conjunto de actitudes y de los daños a la salud que puede provocar tener relaciones sexuales sin protección.

El grupo también promueve el uso del condón, "pero como los niños de la calle están acostumbrados a que todo les resuelvan, decidimos venderles los preservativos a un precio muy bajo (1.50 pesos), para no fomentar esa dependencia".

Los niños de la calle, comentó Hernández, son más propensos a caer en estados depresivos, por lo que la detección de enfermedades como el sida debe realizarse de un modo estratégico.

Por lo anterior, El Caracol no promueve la aplicación de pruebas de sangre masivas entre ellos, sino sólo con quienes estén dispuestos a ingresar a albergues en donde les ayuden a manejar el estado de angustia en el que caen las personas a quienes se les informa que están infectadas.

Sin embargo, son cada vez menos los niños de la calle que ingresan a albergues, debido a que "no se toman muy en serio la enfermedad, no hay conciencia y hay una pérdida de confianza en todo lo que huela a instituciones".