Un estuche de monerias con Angelina Jolie

En la industria del cine surgen y desaparecen estrellas de la noche a la mañana. Sin embargo hay algunas que se quedan en la mente del espectador para toda la vida, aunque éstas sólo hayan participado en una película. Otras más tienen una belleza tan extraña y un pasado tan oscuro, que aún cuando tengan muchos años de carrera no son conocidas sino hasta que les llega su momento especial, es entonces que están a un paso de alcanzar la inmortalidad.

Un ejemplo de lo anterior es la actriz Angelina Jolie, quien a pesar de tener ya un historial en diferentes cintas, no fue sino hasta El coleccionista de huesos (The Bone Collector), con quien compartió el estelar con Denzel Washington, que saltó a la fama y se colocó como una de las preferidas del público y de los directores.

Nació en Los Angeles, California, el 4 de junio de 1975 y desde pequeña su vida ha sido un torbellino. Es hija del famoso actor e icono rebelde de los setenta Jon Voigh (Midnight Cowboy), quien habla maravillas de ella. La primera película en la que Angelina trabajó fue Lookin'to Get Out, coproducida y coescrita por su padre. A los once se inscribió en el Instituto Lee Strasberg, lo que fue traumático para una niña de su edad y entonces decidió que su camino era la rebeldía.

Ahora que es famosa, Angelina ha visto en todo tipo de publicaciones como se basan en los escándalos de su adolescencia. Y muchos de ellos son ciertos. Los tatuajes que tiene en su cuerpo han sido punto de partida para innumerables críticas por parte de algunos y admiración por parte de otros.

Antes de los quince años ella ya era darkie, con el cabello de punta y pintado de morado, botas negras y experta en el slam. Al mismo tiempo tomaba clases de actuación y de baile y para sus presentaciones especiales llegaba con su enigmática belleza enfundada en elegantes vestidos y con zapatos de tacón.

Poco después de cumplir los 17 años obtuvo su primer papel importante. Fue la replicante con explosivos líquidos en la película Cyborg 2. Dos años después, mientras filmaba Hackers conoció al actor británico Jonny Lee Miller, el Sick Boy de Trainspotting. Dos años después se casaron y el tema central de la boda fue el atuendo de Angelina: pantalones negros y una camiseta blanca con el nombre del novio escrito con sangre. Al año siguiente se divorciaron.

La actriz dice que lleva todos los tatuajes que el cuerpo le pide. Uno de ellos es en el brazo, una frase de Tennessee Williams: Una plegaria por los salvajes de corazón encerrados en jaulas. Otros son símbolos tribales de Borneo, dos dragones, una cruz, una H, una ventana y otra frase en latín arriba del ombligo “Quod me nutrit me destriut” (Lo que me alimenta me destruye).

A esos tatuajes se le suman sus cicatrices. Su rebeldía y fascinación por la muerte la llevó a coleccionar cuchillos. Ella ha declarado que una joven, alocada, en la cama con alguien y con cuchillos “lo normal es que pasen ciertas cosas”.

Ese tipo de personalidad la ayudó para desempeñar el papel principal en la película Gia, que se transmitió en HBO y recibió todo tipo de premios. Ahí personifica a una supermodelo gay de los setenta, que sucumbe a las drogas y adquiere el sida. En la vida real ella dice que sólo bebe vino tinto y ocasionalmente tequila.

Ganadora de un Globo de Oro y un Oscar por su interpretación de una paciente autodestructiva en tratamiento siquiátrico en la cinta Girl, Interrupted, Angelina Jolie actualmente acapara portadas de revistas y su nombre brilla en las marquesinas al ser la protagonista, junto a Nicolas Cage, de Gone in Sixty Seconds, la cual se estrenará próximamente en México.

En la cinta ella personifica a una ladrona de autos, italianos de preferencia, que disfruta su “trabajo”, presume de ser extremadamente sensual y se cataloga como una típica mujer de los noventa.

Catalogada como excéntrica, Angelina Jolie se encuentra en la lista de las mujeres más inteligentes de Hollywood, así como una de las más honestas. Pero esta hermosa mujer dice que lo único que persigue es la felicidad, y por eso se ha guiado por sus instintos, “cuando me pongo lógica y no confío en mis instintos, es cuando me meto en problemas”